Hasta el lanzamiento de la adaptación del manga/anime Death Note por parte de Netflix, los intentos de capturar estas historias en live-action (actores reales) occidental no habían sido más que un desastre. Con esta entrega, podemos afirmar que la racha no sólo se mantiene intacta, sino que ha cobrado aún más fuerza.
Basada (ligeramente) en el anime del mismo nombre, Death Note cuenta la historia de Light Turner y su padrino mágico Ryuk.
A pesar de ser un exitoso contrabandista de trabajos extra-clase e inadaptado social, Light comienza una nueva vida como deidad virtual de 4Chan y Reddit cuando, usando su cuaderno de poesía emo llamado Death Note, decide librar al mundo de todo criminal al escribir sus nombres en él y causar su muerte inmediata.
Esto inmediatamente le concede el apetito sexual de una porrista de su colegio, con la cual decide mantener noches de Death Note and Chill hasta que L, un detective con severos problemas lumbares, decide arruinarle la fiesta. Porque sí.
De esta forma, tanto Light como L inician una nada interesante búsqueda el uno por el otro con una duración en pantalla de casi diez minutos llenos de suspenso, antes de que ambos revelen sus identidades el uno al otro. Luego hay una persecución en la que ambos pierden toda su dignidad, los actores pierden sus esperanzas de volver a actuar, y es espectador pierde una hora con cuarenta minutos de su vida.
Su principal atributo positivo es que termina, luego de lo cual podemos evitarla por siempre.
Además de eso, Ryuk resulta bastante fiel en su apariencia al material original, y es lo que podemos llamar la “mejor parte” de toda la película. El casting de Willem Dafoe con apenas un poco de maquillaje es prácticamente perfecto para el rol.
Un aspecto interesante que se podría mencionar es que se invirtió de cierta forma la dinámica emocional que mantenían en el material fuente Misa (es decir, Mia) y Light. Es ahora ella quien manipula sentimentalmente a Light con el fin de tener acceso al Death Note y es ella quien considera que los fines justifican los medios cuando se trata de crear un mundo nuevo libre de maldad. Está eso, supongo. Un tanto interesante.
¿Por donde comenzar?
Ninguno de los personajes presenta las características que los hacían interesantes. Light es un adolescente con ataques de enojo. Mia una psicópata manipuladora. Ryuk carece de la neutralidad y ambigüedad moral que lo hacía interesante. El jefe de policía (padre de Light) no es respetado por nadie en la fuerza policial ni comanda ningún tipo de autoridad. L es, en apariencia, lo más distante posible de su diseño original, y esto aplica también en su toma de decisiones y carácter en momentos de crisis.
El guión es una versión apurada y diluida del material original, sin ninguno de los momentos que lo hicieron un clásico del anime, pero eso sí, con muchas otras cosas innecesarias que resultan tremendamente sosas y aburridas.
Por donde quiera que se le vea, la adaptación es terrible. Si optamos por verla como una entrega original, sin que existiera el material fuente, es probable que se disfrute, al menos un poco. Aun si fuera así, esto sólo recalcaría lo desperdiciada que está su premisa, y es probable que, a pesar de lo poco efectiva que es, viéramos que cada Halloween va a haber una nueva entrega al estilo de Saw o Final Destination.
| Tal vez si fuera una franquicia más similar a las producciones palomiteras de horror adolescente de Hollywood y no portara el nombre de Death Note, pasaría como película dominguera. Bajo ese título, sin embargo, es probablemente una de las peores adaptaciones que existen al día de hoy, digna rival de Dragon Ball: Evolution. |
El pasado marzo de 2024, el mundo del manga y el anime sufrió una pérdida…
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